El lío de los avisos (caso de los rojos en inundaciones) [12/11/2024]

Siguen los trabajos para intentar recomponer la destrucción producida por el agua en muchos lugares del Levante español y sigue la polémica sobre la gestión de los avisos.

Pedro Anitua, Director de Atención de Emergencias y Meteorología del Gobierno Vasco entre 2010 y 2021, nos los explica.

En lo que estoy viendo y escuchando se llegan a conclusiones erróneas y peligrosas, ya que se establecen las medidas que hay que tomar después de visto el impacto del “rojo” del Levante y a partir de aquí, y una vez sabidas las medidas concretas que había que haber tomado para este caso, se extrapola a lo que debe hacerse en otros casos en los que vuelva a aparecer el “rojo” por precipitaciones intensas. Esto no va así y empezaremos por el principio que es tener claro el esquema de cómo debe ser el sistema que genera la toma de medidas y avisos a la población. Intentaré, de forma muy simplificada, aclarar algunas cosas sobre ello.

Allá va.

Se precisan cuatro cosas que deben ir unidas siempre:

  1. Una predicción meteorológica lo más ajustada posible.
  2. Una valoración correcta del impacto que puede producirse.
  3. El seguimiento en continuo de la situación.
  4. La comunicación veraz, temprana y continua tanto del posible impacto como de las medidas a tomar en cada momento (esto después de cada punto de los anteriores).

En cada punto de los enumerados, intervienen distintas entidades y personas así como equipos técnicos que no pueden obviarse. Esto es, el resultado va a depender de muchos factores no sólo de uno y por lo tanto no se puede llegar a una correlación general aplicable a todos los casos.

1 Una predicción meteorológica ajustada

Esta predicción la realiza el correspondiente Servicio Meteorológico, el cual, desde unos días anteriores a la salida del aviso rojo, está realizando un seguimiento del fenómeno de posibles lluvias torrenciales que se está formando y con más motivo si son precipitaciones persistentes. El problema de la meteorología es que la predicción de precipitación no va a ser casi nunca exacta, ni en cantidades, ni en el lugar concreto, ni en el intervalo horario en el que se va a producir. Esto es así, tengámoslo claro.

Estamos en el mundo de la probabilidad y la determinación de que esa probabilidad se ajuste a la realidad es más complicada cuanto más tiempo atrás se esté realizando la predicción y cuanto más detalle se quiera dar a la misma. Esto es, decir que va a llover a lo largo de esta tarde es relativamente fácil, pero lo difícil, a veces imposible, es decir que pasado mañana lloverá tanto, en tal localidad y a partir de tal hora. No exijamos a los y las meteorólogos/as algo que es casi imposible, y luego nos quejemos de que no han acertado. Por ello es habitual ir informando con tiempo de la posibilidad de que el fenómeno se materialice e ir corrigiendo el color del aviso a medida que nos aproximamos en el tiempo y los datos son más fiables.

Pero, ya estamos en el lío y Meteorología lanza el aviso rojo. ¿Y ahora qué?

2 Valoración del impacto

Podemos decir que más importante que prever lo que va a llover es prever cómo va a afectar. Por ello es precisa una valoración del riesgo

Esto es, se precisa que esa información se estudie por “analistas” experimentados, ellos y ellas, que en base a los estudios realizados y a su propia experiencia, transformen la predicción meteorológica en el posible impacto a producirse. Esto es, transforman el “aviso meteorológico” en “alerta o alarma” de protección civil.

Vemos que la cosa no es fácil, ya que a la dificultad de la predicción se le suma la incertidumbre de la valoración del impacto. ¿Crecerán los ríos por encima de un determinado límite? ¿Habrá que abrir algún aliviadero de presa? ¿Puede llegarse a tener que evacuar alguna zona? Etc.

¿Qué se hace entonces si no sabemos seguro qué va a pasar? Sólo hay una respuesta: Si la situación puede ser grave, y los avisos rojos lo son, las Autoridades de Protección Civil deben generar la preemergencia del correspondiente plan, alertando a los servicios, informando rápidamente a autoridades locales y ciudadanía, de lo que se sabe, sin especulaciones, incluyendo las medidas preventivas a tomar y a continuación realizar un seguimiento exhaustivo del desarrollo del fenómeno y sus consecuencias. Empecemos por esto último.

3 El seguimiento continuo de la situación

No podemos escalar en las medidas de evacuar, cortar el tráfico, cerrar empresas, suspender el servicio de trenes, etc. de toda una zona de aviso si no sabemos cómo se está desarrollando el fenómeno esperable.

Una vez tomadas unas medidas básicas iniciales, las Autoridades del correspondiente plan deben ajustar dichas medidas, dentro de lo posible, a la realidad. Es posible que haya suerte y se acierte a la primera con las medidas iniciales, pero es poco probable.

Los y las especialistas que están realizando el seguimiento y proponiendo medidas necesitan datos de lo que está pasando. Las Autoridades de Protección Civil, para tomar medidas adecuadas, deben poder saber qué está pasando.

Y…, esta pregunta es más difícil de responder. ¿Cómo pueden saber lo que está pasando? Y es más difícil de contestar porque posiblemente no tengan ningún medio para ello. ¿Hay estaciones meteorológicas e hidrológicas en tiempo real de su zona con datos accesibles al público? Y la respuesta es que, aquí igual sí, allá bueno y “más pallá” nada de nada.

Pues igual hay que empezar a completar lo que no hay ¿no?

No pueden tomarse buenas decisiones si no hay una buena información en tiempo real

4 La comunicación veraz, temprana y continua tanto del posible impacto como de las medidas a tomar en cada momento

Y aquí viene otro apartado distinto porque involucra a distintas personas y sistemas, desde los medios de comunicación, las redes sociales, las APP especializadas en cada Comunidad Autónoma y los sistemas de alertas por SMS a cada teléfono.

Todos son importantes porque permiten, a la ciudadanía, ir adecuando su comportamiento a cada situación. Con la información en continuo pueden tomar medidas preventivas con cierta tranquilidad y con menos presión. Si volcamos nuestra información únicamente en el último SMS de emergencias, cuando el fenómeno ya está aquí, todos saldrán a la vez de casa a quitar el coche del garaje, todos saldrán a la vez de la localidad con riesgo de desbordamiento, todos colapsarán las vías de circulación y se generará no sólo caos si no que además la evacuación será imposible.

Secuenciar la información, comunicar rápidamente y de forma continuada sobre lo que pasa y lo que es previsible que pase, nos ayudará a evitar daños. Y no, en ningún caso se puede retrasar información o bien ocultarla por temor a lo que le pueda pasar a la persona responsable de autorizarlo. Esto va en el cargo. Si no se quieren tomar decisiones es mejor no trabajar en emergencias.

Pero cuando aviséis, la primera pregunta que os harán será ¿pero de verdad es para tanto y va a inundarse todo? Sólo hay una respuesta: “no lo sabemos, pero prepárate por si acaso”.

Artículo relacionado: Alertas bien, pero solo si me afectan a MÍ

Artículo relacionado: La prevención no vende

Artículo relacionado: Cuatro razones por las que no aprendemos de las emergencias

Redacción OPRA
Author: Redacción OPRA

Entradas relacionadas

6 comentarios en «El lío de los avisos (caso de los rojos en inundaciones) [12/11/2024]»

  1. Perfecta gestión de la información para poder TOMAR DECISIONES. Eso ya requerirá otro magnífico artículo de tu cosecha.
    A la vez, deberemos formar a la población en las pautas básicas de autoprotección en las primeras horas o días. Y decirles que no hay en el mundo Servicios de emergencia dimensionados para resolver ellos solos la catástrofe. Que es la sociedad, organizada, formada y entrenada la que responde a esas DECISIONES que se adoptan en las Mesas de Crisis.
    Un abrazo Pedro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *