La búsqueda de un o una menor es siempre una tarea delicada. En este artículo se van a comentar unos detalles imprescindibles generales para ayudar en esta situación.
Es una actividad delicada debido a la urgencia que genera este tipo de emergencia. En todo caso se han de seguir estrictamente las indicaciones de la dirección de la búsqueda y de las autoridades que son quienes tienen la visión de conjunto de lo que sucede.
Tener siempre presente
Existe la posibilidad de que en la desaparición de un menor puede estar involucrada una persona con malas intenciones. En 2 de cada 3 desapariciones de un menor está involucrado un familiar o conocido del menor; algo terrible y que no podemos olvidar.
Por lo tanto, no podemos fiarnos de nadie que no pertenezca al grupo de búsqueda al que pertenecemos y cualquier actitud o sospecha de cualquier persona o cosa extraña, ha de comunicarse inmediatamente a las autoridades competentes.
Posibles causas de una desaparición
Las causas de la desaparición de un o una menor pueden ser muchas, estos son algunos ejemplos:
- Se ha podido perder jugando o explorando.
- Se ha podido descolgar del grupo en el que iba.
- Ha decidido ir a un lugar seguro para él o ella, para jugar o escapar de algo que le ha sucedido.
- Ha sufrido algún episodio de acoso y ha decidido esconderse.
- Ha tenido un cabreo o ha recibido una bronca y busca esconderse.
- Alguna persona se lo ha llevado, bien engañado o contra su voluntad.
Este pequeño listado anterior simplemente pretende mostrar que las causas pueden ser muchas y muy variadas; y casi nunca las vamos a conocer hasta que localicemos a la persona. Eso nos obliga a estar siempre atentos y alerta, e informar de todo lo que vayamos descubriendo. La respuesta de un menor depende mucho de su edad y de con quién se encuentra. Se recomienda revisar los perfiles de personas desaparecidas a la hora de iniciar la búsqueda.
Cuidado con la falsa información
De todo lo anterior se puede desprender que es indispensable tener una buena información contrastada, de múltiples fuentes. No hay que perder la ocasión de hablar con familiares, amigos y conocidos del menor.
Hay que actuar siempre con precaución y cautela; ya que puede ser que alguna de la información que nos proporcionen sea intencionalmente falsa para despistar o confundir a los buscadores.
La actitud del o la menor
A la hora de buscar también hay que tener en cuenta que es posible que el menor esté jugando y perciba la búsqueda como un juego. Qué mejor juego del escondite que decenas de personas gritando su nombre. En este caso, el menor puede escabullirse o esconderse en lugares insospechados. Esta capacidad de esconderse o buscar refugio les permite sobrevivir bastante más de lo que los adultos tienden a estimar.
Otra circunstancia a tener en cuenta es que el menor puede no estar perdido, sino que se ha escondido, bien para huir de algo o para llamar la atención por algo que le está sucediendo.
Localización
La localización de un o una menor puede ser más difícil porque por su tamaño tiene capacidad de adentrarse en lugares que a un adulto le pueden parecer imposibles. Por ello, ha de comprobarse todo detalladamente y a conciencia. Los lugares que no puedan revisarse han de notificarse para que otro equipo adecuado pueda hacerlo.
Unidades caninas
Es siempre inestimable la ayuda de un equipo canino, ya que puede detectar a la víctima en lugares que una persona adulta puede no hacerlo. Hay que informarse si el menor tiene miedo a los perros u otros animales y actuar en consecuencia.
Protocolo de actuación al localizar al o la menor
Cuando se localice al menor no es necesario tocarlo o sujetarlo, basta con colocarse cerca de él o ella y esperar a que llegue un familiar o tutor a que recoja al menor. Si esto no es posible, acordar con los progenitores o tutores los pasos a seguir para que el menor acompañe a los buscadores.
Estrategias a seguir
A la hora de acercarnos al menor hay que seguir dos estrategias:
Acercarse con cautela, con calma y de modo amigable, sin gritar. Presentándose y explicando lo que sucede y por qué estamos allí. Estar atentos a las respuestas del o la menor. Y no obligarla a hacer nada que no quiera, a menos que exista un peligro claro y evidente que fuerce a una rápida acción, como un fuego o una situación peligrosa.
El o la menor ha podido sufrir una situación traumática que puede afectar negativamente a su estado de ánimo, incluso puede querer huir de los buscadores. En ese caso, mantener la calma y desplegar al equipo para que no pueda escaparse y haya que iniciar de nuevo el proceso de búsqueda.
En resumen
En resumen, ha de intentar conocerse el estado de ánimo del menor y lo que le ha sucedido en las horas o días previos a la desaparición. No ha de suponerse nada. Ha de revisarse todo al detalle. Cualquier actitud o elemento que nos parezca extraño o sospechoso ha de comunicarse inmediatamente. Y siempre se ha de dialogar con él y lograr que colabore por voluntad propia.
La situación especial de desaparición de un o una menor es delicada y en estas líneas simplemente se muestran unas acciones básicas que han de adaptarse en cada caso.
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