Este es el primero de varios artículos sobre las pérdidas y desapariciones de menores que iré publicando en este blog. Expongo en primer término unas consideraciones generales previas.
Cuando se produce la pérdida o desaparición de una persona es siempre una situación dolorosa y estresante para todas las personas que la viven, pero si quien protagoniza la desaparición es alguien menor de edad, los sentimientos se acrecientan muchísimo. Por ello, todo lo que podamos hacer para prevenir que alguien se pierda o desaparezca, es la mejor inversión que podemos realizar para evitar disgustos.
- Los menores son muy propensos a despistarse y llegar a perderse entre aglomeraciones de gente o en entornos nuevos. La mejor manera de evitar que un menor se pierda es no dejarlo nunca solo ni desatendido.
- Muchas de las ocasiones en las que un menor se pierde es porque estaba jugando; siendo la situación de estar perdido un juego para el mismo. Y es posible que actúe en consonancia durante la búsqueda (se esconderá o huirá).
- Ante la posibilidad de que un menor se pierda hay que enseñarle previamente qué hacer en esas circunstancias y que aprenda en quién puede confiar parcialmente. Es fundamental enseñarle que jamás debe permitir o acceder ir a lugares apartados con extraños.
- Hay que acordar siempre una estrategia con el menor; así tanto padres como el menor sabrán qué hacer en el momento en que se produzca la pérdida.
- Por ejemplo, hay que tener presente que cuanto menos se mueva el menor, mejor para que sea localizado rápidamente.
- Hay que recalcar que, si nos encontramos ante la sospecha de que un o una menor ha desaparecido, no hay que dudar en comunicarse inmediatamente con las autoridades correspondientes de inmediato: Llamar al 1-1-2.
La mejor manera para que un menor NO se pierda es no dejarlo nunca solo ni desatendido.
La prevención es la mejor opción para luchar contra estas situaciones. En próximos artículos vamos a analizar brevemente esta situación y sugerir una serie de actitudes y recomendaciones ante esta situación para los adultos y para los menores y que se pueden sumar a las que la familia haya acordado. Las propuestas y sugerencias que se realizan no son infalibles, pero ayudarán a evitar o sobrellevar la desaparición de un o una menor.