La accidentología según el diccionario de la RAE es la disciplina que tiene como fin el estudio de los accidentes. Pero, aunque esté en el diccionario, en la vida real no existe; en España no hay universidades que tengan cátedras o estudios de accidentología en toda la extensión conceptual del término.
Era fácil suponer su significado pues etimológicamente la palabra está compuesta por la raíz accidente (sucesos de los que resulta daño) y la desinencia logía (logos=estudio).
El término accidentología no ha tenido un uso muy extenso hasta ahora y realmente no existe una definición unánime, aunque actualmente se debería considerar, desde un punto de vista amplio y poco restrictivo, como una actividad de investigación pluridisciplinar que ha de contemplar el estudio integral de todos los accidentes, intentando englobar e integrar distintas aproximaciones, desde distintos enfoques y dimensiones.
La accidentología ha de ser ante todo una ciencia social. Para el investigador de accidentología Steve Matthewman de la Universidad de Auckland, la sociología debe desarrollar plenamente un estudio sistemático de los accidentes. Los accidentes siguen patrones sociales, que están poco estudiados en comparación con otros problemas sociales y que están aumentando en escala, frecuencia y gravedad.
Origen
El vocablo accidentología fue utilizado en el año 1940 por la Cámara de Senadores de los Estados Unidos de América y en 1947 en un seminario realizado en Holanda por médicos y juristas de 17 delegaciones europeas y americanas.
En el ámbito hispano, la accidentología nace en 1967 en Argentina con el nombre y especialidad de Accidentología Vial, a iniciativa del Ingeniero Bottaro López dentro de la Policía de la Provincia de Buenos Aires ocupándose del estudio integral de los accidentes de tránsito.
Más tarde, el término del accidentología (accidentologie en francés o accidentology en inglés) fue introducido al principio de los años 70 por un grupo de investigadores franceses para describir una actividad confundida a menudo con la traumatología. Esta última está interesada en la fase final del accidente de tráfico, en el estudio de las lesiones concretas, sus tipos y causas en el marco de la dinámica del propio accidente de tráfico.
Posteriormente se ha tratado como Accidentología Vial y por ejemplo en Francia comienza a usarse el término de accidentologie como sinónimo de accidentalité routiere e incluso en los dos últimos años comienza a tratarse de la accidentología del trabajo ocupándose de los accidentes del trabajo y de la accidentología deportiva contando ya con un Observatoire accidentologie des sports d’hiver.
Accidentología en español
En Hispanoamérica comienza a usarse el término accidentología y aparece en algunas facultades de universidades incluso con cursos y formación de capacitación de perito de accidentología y con la aparición de asociaciones profesionales de accidentología.
En el Estado español se ha venido optando hasta el momento por el modelo de sinécdoque, en este caso utilizar el nombre del todo (accidentología) para designar una parte (accidentes de tránsito). En España existe una Asociación española de accidentología vial poco conocida con apariciones intermitentes e irregulares en medios de comunicación. Por parte de la firma canaria Instituto Canario de Análisis Criminológico se divulga el concepto de accidentología forense vinculado a su actividad empresarial de investigación criminológica asociada a la investigación criminal y al delito, aspectos con los que la accidentología por su propia definición nada tiene que ver. Los actos criminales, los delitos, los actos intencionados no son accidentes. ¡No confundamos al público, por favor!
Pero oficialmente es un término reciente aparecido por primera vez en el diccionario de la lengua española a finales de 2023(1).
Conclusión
El objetivo general de la accidentología ha de ser el estudio científico y análisis de cualquier tipo de accidente, las circunstancias, condiciones que lo han hecho posible observando todos los factores directos e indirectos que han podido intervenir en su producción. El objetivo principal, la adquisición del conocimiento de los accidentes, sus causas y cómo prevenirlos. El objetivo final ha de ser la elaboración de las políticas de prevención que permitan una reducción de los accidentes y sus consecuencias. Son las universidades las que han de desarrollar como disciplina académica los estudios de esta nueva ciencia.
Es interesante observar que precisamente el campo en que se ha desarrollado la accidentología, o sea el de la seguridad vial, es donde se están obteniendo los mejores resultados de reducción de accidentes, y otros accidentes como las caídas y los atragantamientos que nadie los estudia son los que ocupan los primeros lugares en el ranking de las muertes accidentales. Esto nos puede hacer pensar que un desarrollo más amplio de la accidentología podría obtener grandes resultados en la reducción de las víctimas de otros accidentes.
Por si no te habías dado cuenta este Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes es un Observatorio de Accidentología.
(1) Según consulta realizada a la RAE por medio del procedimiento oficial @RAEinforma en X (Twitter) me informan que el término accidentología se incorporó al “DLE” en la 23 edición que es la actual, en la actualización 23.7, que fue presentada el 28 de noviembre de 2023.
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Me fascina el mundo de los riesgos y su materialización en el ámbito de los accidentes y sus derivadas. Tal vez por ello hallo tan necesaria la función del seguro en su tratamiento reactivo y es a lo que dedico mi vida profesional.
Del mismo modo en que el desarrollo de una cultura de identificación de riesgos, de su análisis y medición, de la prevención para aminorar o evitar su manifestación y efectos, brilla por su ausencia en muchos casos, también es cierto que mitigar los efectos mediante seguros no es algo que, en general, se lleve con buenos resultados. Es un problema de cultura.
Y lo es, por supuesto, que ni siquiera desde las instituciones dedicadas a formar a especialistas exista una adecuada propuesta y programación con que resolver este problema. Y es por ello que, también, en las escuelas de negocios se estudia cómo evitar una bancarrota por error en las inversiones, en la propuesta de productos o servicios, pero no en la gerencia de riesgos en sentido amplio. Raro es el empresario o el CEO que entiende de estas materias.
Por consiguiente, tanto quienes os dedicáis a la prevención, como quienes os dedicáis a la extinción de incendios industriales, como quienes vivimos vocacionalmente el seguro, acabamos siendo gestores de los resultados de la estupidez humana, de la indigencia cultural y de una muy arraigada y cristiana convicción en la Divina Providencia que acaba traduciéndose, cuando el desastre es de cierta magnitud, en ayudas públicas para resolver lo que no hizo neurona alguna. Y la fiesta, como se suele decir, la pagamos todos vía impuestos.
Podemos aprender de los accidentes y debemos hacerlo, pues es esencial «trabajar para el siguiente». Otra cuestión es que nos hagan puñetero caso quienes tienen el deber de proteger los bienes y derechos de la empresa ante sus accionistas o la cosa pública frente al ciudadano.
¡Gracias por el artículo!
Gracias Carlos por tu comentario y tus ocurrentes reflexiones que comparto contigo.
Los que pensamos así vamos construyendo esta nueva ciencia de la Accidentología.
Saludos.
Cuando estaba en activo, INSALUD Y SACYL (hospitales, centros de salud, 112 y unidades administrativos, )elaboré un «parte de incidencias y accidentes» que presenté a los delegados de prevención presentes en el comité de Salud Laboral; los datos quedaban recogidos en una base de datos en la que se recogían los item contestados para analizar, valorar y estudiar el parte; con el fin de dar respuesta correctora. Una experiencia muy interesante, incluida la colaboración política y sindical, que merece un estudio a parte.
José Luis,
estaría bien poder conocer ese estudio que llevaste a cabo.
Saludos,