A raíz del incendio con diez muertos en una residencia de mayores en Zaragoza, decidí revisar los medios por si había información más reciente sobre otros incendios similares anteriores y me encontré algo sorprendente que se me había escapado sobre el incendio en febrero en una residencia en Madrid con tres víctimas mortales.
Autor: Fernando Bermejo Martín. Inspector-jefe (jubilado) del Servicio de Bomberos de Badajoz / Expresidente de la Asociación de Profesionales de Ingeniería de Incendios
Publicación: Web OPRA www.opra.info • 20 de noviembre de 2024
La policía científica certificó que dos puertas de emergencia se encontraban bloqueadas. No había alumbrado de emergencia, obligatorio normativamente en todo tipo de establecimientos. Los pulsadores de alarma no funcionaban. El equipo de manguera instalado no tenía presión, estaba inoperativo. Pese a ello, había superado una inspección de la Comunidad de Madrid seis meses antes.
¿Cómo se puede superar una inspección con semejantes irregularidades? ¿Acaso en las inspecciones no se comprueban medidas esenciales para garantizar la seguridad de los residentes? Una vergüenza.
La Policía Municipal de Madrid emitió un informe sobre su actuación en el incendio en la residencia Juan XXIII en el que murieron tres mujeres. Conviene analizarlo.
Estos policías describieron su actuación en estos términos: llegaron a la residencia y al ver la situación vuelven a su vehículo para equiparse con un desfibrilador. Después acceden a la planta del incendio agachados para evitar el humo y se encuentran con dos extintores vacíos en el suelo, supuestamente usados sin éxito por el personal de la residencia. Intentan usar el equipo de manguera instalado en la planta (que no había sido usado por el personal) y se encuentran que no funciona. Vuelven a su coche y regresan con dos extintores con los que sofocan el fuego.
El personal del establecimiento no consiguió apagar el fuego en su origen (cuando debería ser incipiente) y lo hicieron los policías mucho después con mucho más humo y calor. Conclusión: el personal del establecimiento no tenía las habilidades suficientes para extinguir el fuego en su fase inicial, y ni siquiera se acordaron de que tenían bocas de incendio equipadas con mangueras (supongo que no las usaron por olvido, no porque supieran de su inutilidad).
¿Los responsables de la residencia no se habían enterado de otros incendios previos en establecimientos similares con resultado de muerte? ¿No se cuestionaron que podría pasar algo igual en su centro? ¿No se preocuparon de las medidas de seguridad que podrían haber salvado vidas? ¿Los empleados del establecimiento no se habían enterado de los incendios habidos en otras residencias o sí se enteraron, pero no se cuestionaron cómo actuar si ocurría algo así en su lugar de trabajo? ¿Qué formación tenían los técnicos que acreditaron que el centro no tenía problemas? ¿A nadie le importa lo que pueda ocurrir?
¿Los responsables de la residencia de Zaragoza en la que hubo un incendio hace unos días no sabían de estos y otros casos de incendios con resultado de muertes en establecimientos similares? ¿Tampoco lo sabían las administraciones responsables de velar porque la seguridad de estos centros tenga un mínimo de calidad?
¿Nadie sabe que UNA PUERTA CERRADA SALVA VIDAS EN UN INCENDIO?
Preguntas y preguntas que seguirán sin respuestas cuando en unos meses nos volvamos a encontrar con una desgracia igual a las citadas anteriormente.
Algún apunte más sobre incendios en residencias.
Hemos oído decir a técnicos y profesionales sobre el incendio en la residencia de mayores de Zaragoza, que el fuego no salió de la habitación donde se produjo, que fue el humo. Entonces, nos podemos hacer algunas preguntas, entre otras…
1.- La puerta estaba correctamente instalada según el certificado de ensayo correspondiente? ( las he visto a 2cm del suelo )
2.- Estaba correctamente mantenida?
3.- Disponía de la junta intumescente adecuada para su activación y realizar la estanqueidad a los humos
4.- Era la habitación un sector diferenciado
5.- Otras…