La gestión de voluntarios en situaciones de emergencia es un desafío que requiere una planificación meticulosa y una formación adecuada.
Autora: Alicia Álvarez, PhD. Director of Clinical and Research Services at UTCCB
Publicación: Web OPRA www.opra.info • 18 de febrero de 2025
A nivel internacional, países como Estados Unidos y Japón han desarrollado sistemas robustos para integrar a los voluntarios en sus protocolos de respuesta ante desastres. Por ejemplo, en Estados Unidos, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) colabora estrechamente con organizaciones como la Cruz Roja Americana para coordinar y capacitar a los voluntarios, asegurando una respuesta eficiente y cohesionada. Ya veremos si esto cambia a partir de ahora.
Formación de la población
Por otro lado, es esencial que la población general adquiera conocimientos básicos sobre cómo actuar en situaciones de emergencia. Esta preparación no solo aumenta la eficacia de la respuesta inicial, sino que también minimiza el riesgo de acciones contraproducentes que puedan obstaculizar las labores de los equipos especializados. La educación en primeros auxilios, evacuación y comunicación efectiva puede marcar una diferencia significativa en momentos críticos.
Para lograrlo, es fundamental ofrecer formación accesible y gratuita en diversos aspectos de la respuesta a emergencias. Esta capacitación debe estar al alcance de todos los ciudadanos, independientemente de su ubicación geográfica o situación socioeconómica. Iniciativas comunitarias, programas educativos y recursos en línea pueden ser herramientas valiosas para empoderar a la sociedad en este ámbito.
Gestión de crisis
La gestión de crisis requiere de planes meticulosamente elaborados y de profesionales especializados que puedan liderar con eficacia. Sin embargo, la participación ciudadana, cuando está bien organizada, se convierte en un recurso invaluable. Una adecuada gestión de voluntarios es crucial para evitar malgastar recursos y para prevenir la frustración y el malestar tanto entre los voluntarios como entre los afectados. La creación de registros de voluntarios, la asignación de roles claros y la comunicación constante son elementos clave para una colaboración efectiva.
Las catástrofes nos recuerdan nuestra vulnerabilidad, pero también nuestra capacidad de actuar. Contar con una sociedad preparada y con voluntarios bien gestionados no solo mejora la respuesta ante emergencias, sino que también reduce el sufrimiento y acelera la recuperación.
¿Estamos como población preparados para responder eficazmente ante los desastres?
No, y situaciones como las dadas en Valencia lo demuestran, cientos de voluntarios ofreciendo un gran trabajo sin que ninguna organización los encauzara