La tragedia en la residencia de mayores de Moncada (Valencia) es una más en una cadena y previsiblemente se repetirá (9 residentes fallecieron en el incendio de la residencia el 18 de enero). La situación de los usuarios, encamados unos y con discapacidad intelectual o de movilidad otros, implica un gravísimo problema en caso de incendio. Tanto más cuando la medicación de algunos contribuye a disminuir su capacidad de reacción.
Autor: Fernando Bermejo Martín. Inspector-jefe (jubilado) del Servicio de Bomberos de Badajoz / Expresidente de la Asociación de Profesionales de Ingeniería de Incendios
Publicación: Periódico “HOY. Diario de Extremadura” • 11 de febrero de 2022
Nadie puede esperar que el problema de un incendio en estos centros de mayores lo resuelvan los bomberos. El tiempo que tarden estos en llegar puede ser suficiente para que evitar la catástrofe sea imposible. Además, un incendio es más rápido cuanto mayor sea el contenido de oxígeno en la atmósfera, y en una habitación en la que haya una persona utilizando un equipo de oxígeno, algo frecuente en estos casos, el peligro se multiplica. La demora de unos minutos puede ser letal. Por eso es necesario que los empleados tengan la capacidad personal y la formación para enfrentarse a esta emergencia con conocimientos, seguridad y decisión. Al menos debería haber algunos en cada turno.
La tragedia en la residencia de mayores de Moncada (Valencia) es una más en una cadena y previsiblemente se repetirá. La situación de los usuarios, encamados unos y con discapacidad intelectual o de movilidad otros, implica un gravísimo problema en caso de incendio. Tanto más cuando la medicación de algunos contribuye a disminuir su capacidad de reacción. Nadie puede esperar que el problema de un incendio en estos centros de mayores lo resuelvan los bomberos. El tiempo que tarden estos en llegar puede ser suficiente para que evitar la catástrofe sea imposible. Además, un incendio es más rápido cuanto mayor sea el contenido de oxígeno en la atmósfera, y en una habitación en la que haya una persona utilizando un equipo de oxígeno, algo frecuente en estos casos, el peligro se multiplica. La demora de unos minutos puede ser letal. Por eso es necesario que los empleados tengan la capacidad personal y la formación para enfrentarse a esta emergencia con conocimientos, seguridad y decisión. Al menos debería haber algunos en cada turno.
El humo es el verdadero problema en un incendio, no las llamas. La puerta de una habitación en la que haya un incendio debe cerrarse para contener el humo en su interior el máximo tiempo posible. Esto puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para personas que estén fuera de la habitación del incendio. Imagino el problema que puede plantearse a un empleado si la habitación incendiada está ocupada, pero la formación que reciba debe prever ese caso y cómo actuar si se produce.
Según la normativa, cada planta de una residencia debe tener, al menos, dos zonas independientes compartimentadas entre sí y separadas por puertas resistentes al fuego y estancas al humo, que deben estar cerradas o cerrarse automáticamente en caso de incendio. Así, el humo en una zona no penetrará en la contigua, y los usuarios de la zona afectada pueden evacuarse a la adyacente de la misma planta sin usar escaleras; incluso los impedidos pueden llevarse al sector contiguo en su cama o arrastrándolos sobre una manta o sábana. Las escaleras también deben estar protegidas por puertas resistentes al fuego para asegurar que el humo en una planta no alcance a las superiores.
En estos centros hay pocos trabajadores para atender a los residentes, sobre todo en horario nocturno, lo que hace complicado realizar con éxito una evacuación de emergencia con residentes incapaces de ponerse a salvo por sí solos. Los impedidos deben evacuarse uno a uno. El tiempo necesario para evacuar exitosamente es alto si todo se sabe hacer bien y con rapidez. Si la formación de los trabajadores no es adecuada, la probabilidad de hacerlo bien es remota. Ello, sin olvidar que incluso con la mejor formación, el número de empleados en horario nocturno juega en contra del éxito de la evacuación.
En una residencia de mayores el sistema de detección debe alertar cuando el fuego es aún pequeño, y hay extintores y equipos de manguera. Saber utilizar estos puede ahorrar daños y víctimas. Pero en la mayoría de los casos esa formación no existe o es inadecuada. Eso sin considerar que es muy diferente usar un extintor con humo dificultando las operaciones y con la presión de la emergencia. En centros preocupados por la seguridad puede que se realicen simulacros de emergencia. Pero estos no suelen realizarse en las condiciones más desfavorables. Si se hiciera un simulacro de evacuación con el personal que hay en horario nocturno, saldría a relucir inmediatamente el gravísimo problema que esto supone. ¿Hay solución a este problema? Pues sí la hay, aunque cueste dinero. Si usted va a un gran centro comercial podrá ver en el techo las cabezas rociadoras del sistema automático de extinción de incendios. En estos centros solo hay que salvar las mercancías, porque los ocupantes pueden evacuar por sí mismos. En una residencia de mayores, sobre todo si estos están impedidos, hay que salvar a personas y eso podría hacerlo perfectamente un sistema de extinción que descargase automáticamente agua sobre un fuego incipiente.
Enlace: https://www.hoy.es/opinion/tragedia-repetira-20220211000032-ntvo.html
Un comentario en «Una tragedia que se repetirá»