Con la publicación de la Ley 2/85 (derogada) la protección civil se ha identificado doctrinalmente como la protección física de las personas y de los bienes, en situación de grave riesgo colectivo, catástrofe o calamidad pública en la que la seguridad y la vida de las personas pueden peligrar y sucumbir masivamente, pero desde que se promulgó la Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil, para la autoridades del Estado, todo lo que no sea ese sistema nacional, nada es protección civil. Pero hay otra protección civil, que es la protección civil municipal, que es de la que trata este artículo.
Autor: Javier Larrea. Presidente del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes
Publicación: Web OPRA www.opra.info • 10 de octubre de 2022
Aunque la Ley de 1985 expresaba que sería equivocado que la organización de la protección civil pretendiese crear ex novo unos servicios específicos, suplantar o ejercer directamente los servicios públicos, la realidad es que tanto las CCAA como las corporaciones locales desarrollaron nuevos departamentos y organizaciones de protección civil, en muchas ocasiones basadas en agrupaciones de voluntarios de protección civil. Esto ha puesto en escena cientos de organizaciones heterogéneas que de muy diversa manera han pretendido cumplir una labor tanto en auxilio de los servicios de emergencia como en acciones directas de atención a los ciudadanos y de intervención en situaciones de emergencia.
La protección civil municipal
No es de extrañar que el Alcalde de un pequeño municipio (y de los no tan pequeños) prefiera contar con una agrupación de voluntarios de protección civil que con un cuerpo de bomberos voluntarios; la versatilidad y la disponibilidad absoluta de las personas voluntarias de protección civil resulta sumamente atractiva pues este voluntariado de protección civil ofrece un amplísimo abanico de actuaciones atendiendo casi todas las necesidades de los ciudadanos en todo tipo de emergencias: prestan asistencia sanitaria en todo tipo de accidentes; servicios de orden en la celebración de espectáculos, en acontecimientos culturales de participación masiva; realizan vigilancias; extinción de incendios, rescates en la montaña, búsquedas de personas desaparecidas, socorrismo y salvamento en las playas, ríos y pantanos; regulan el tráfico; participan en la divulgación a la sociedad de medidas de prevención; en las emergencias catastróficas han demostrado su utilidad atendiendo a la población salvando a los ciudadanos, trasladando damnificados, repartiendo alimentos, atendiendo albergues, limpiando, barriendo, etc., etc., etc. Y además colaboran con todos los demás servicios públicos. En definitiva, haciendo lo que haga falta hacer. ¡Con entusiasmo!
Por esta razón auguro una larga vida a estas organizaciones.
Debido a la amplitud de esta carta de servicios del voluntariado, las corporaciones locales han ido descubriendo la conveniencia de invertir recursos en el voluntariado social y entre este voluntariado se encuentran las agrupaciones de protección civil. Son inversiones muy rentables para la sociedad a corto plazo.
Cambio de paradigma
Pero, pienso que ha llegado el momento de ir más lejos, creo que es necesario un cambio de paradigma. Creo que se puede hacer más. Proteger a los ciudadanos de las grandes catástrofes que casi nunca tenemos está bien, pero quizás pueda ser más útil protegerles de los riesgos que causan muertes cada día.
Los servicios públicos de emergencia surgen para atender los principales riesgos que amenazan a las sociedades, así aparecieron los servicios de bomberos cuando los incendios destruían ciudades enteras, así se crearon los servicios de salvamento marítimo para intervenir en los naufragios, así se implantaron los servicios de socorrismo en las playas, por eso se transformaron los servicios de extinción de incendios en servicios de salvamento y se pusieron a atender los accidentes de tráfico cuando los accidentes de vehículos eran la primera causa de muerte accidental (más de 20 veces que los incendios). Cuando las sociedades adquieren conciencia de que es necesario atender una nueva parcela de protección se crean nuevos servicios o se transforman debido a esa nueva sensibilidad, por eso se creó la Cruz Roja para atender a los soldados presos en las guerras, así nacieron los servicios de ambulancias de emergencia, y hoy deberíamos preguntarnos cuáles son los nuevos riesgos que pueden ser atendidos.
La clave puede estar en observar las estadísticas de la mortalidad por causas externas y quizás nos sorprendamos en que estamos invirtiendo muchos, quizás demasiados recursos, en cubrir algunos riesgos que apenas producen víctimas mientras que otros riesgos los ignoramos, probablemente por desconocimiento.
A la vista de este gráfico no voy a comentar nada, las curvas de evolución de la mortalidad accidental hablan por sí mismas, lo suficiente para que cualquier lector se dé cuenta de que en aquellas causas de mortalidad en los que se invierten muchos recursos, se reducen las muertes o bien hay pocas víctimas mortales y en aquellas causas sobre las que los gobiernos y las administraciones no intervienen ocupan los primeros lugares entre las causas de mortalidad. (Nota: en el epígrafe de Atragantamiento el INE incluye conjuntamente las muertes por Ahogamientos y Atragantamientos).
Mi reflexión es que es precisamente en esos riesgos, en los que las organizaciones de protección civil local pueden encontrar un gran campo para desarrollar sus actividades de protección, pues la sociedad lo necesita, aunque aún no se haya suscitado esa sensibilidad.
La prevención
Pero hay otras formas de proteger a la sociedad de los riesgos, de forma anticipada; es la prevención.
Las organizaciones municipales de protección civil, especialmente las que se nutren de voluntariado están muy imbricadas en su sociedad, no ocurre como en los profesionales que en ocasiones residen a muchos kilómetros de distancia, los voluntarios viven en la localidad en que prestan su servicio por lo que tienen una capacidad de detección de los riesgos de su población como nadie tiene.
Acabo con un ejemplo práctico: el mes de junio publicamos en este portal un artículo de Jon Ojanguren, fruto de la preocupación de un responsable de protección civil municipal que realizó un Análisis de la seguridad vial en los pasos de peatones para reducir el riesgo de atropello de sus vecinos.
La Protección Civil se debe ir adaptando a las necesidades de la sociedad, totalmente de acuerdo, el problema que veo es que depende de estamentos políticos y estos no dudan en ayudar o ahogar a aquellas agrupaciones que les interese.
Cierto, Alberto,
pero debemos acostumbrarnos a eso.
Siempre van a ser los gobernantes quienes tomen algunas decisiones respecto de sus competencias en la gestión de emergencias. Lo que hay que procurar es mantener la independencia en la gestión interna de las asociaciones de voluntarios, sin entreguismo, aunque sé que no siempre es fácil.
Saludos.
Estoy de acuerdo en que las agrupaciones de protección civil, dependen del ayuntamiento y de los politicos gobernantes en el momento. Si estos creeen en nosotros (la protección civil) a nosotros se nos valorara y tendra en cuenta. Si no cereen en nosotros terminaremos por perder ayudas, quedarnos fuera de los presupuestos y ser ignorados como un valor positivo para nuestra localidad y vecinos. Por suerte nuestro caso es el primero, nuestros politicos si creen en nosotros, nos apoyan, tenemos presupuesto segun necesidades, y nos tienen en cuenta tanto en preventivos como en emergencias y reuniones con CCFF de seguridad del estado. Pero tambien tengo algo que decir sobre el voluntariado, para hacernos respetar y valer en todos los palillos que tocamos, devemos de formarnos, devemos de tener un reciclaje anual en todos y cada uno de los campos donde intervenimos. Nosotros somos los primeros en demostrar que por ejemplo no solo estamos para en un preventivo estar en una esquina o cruze de caminos diciendo al vecino de turno, (no puede pasar, espere un momento). Si tenemos formación en extinción de incendios, primeros auxilios, orientación y busqueda de personas desaparecidas etc… una formacion que año tras año se nos ofrece de manera gratuita y muchos de mis compañeros no la hacen.
Por favor demosle a este voluntariado el valor que se merece.
Efectivamente, la formación es la pieza fundamental para nuestro reconocimiento. Sería necesario trabajar en un programa formativo que homologarse todas las agrupaciones de voluntarios, trabajando de forma independiente según las necesidades del municipio o comunidad autónoma, pero con capacidad de interactuar entre ellas. Además sería necesario un sistema de homologación interno para acreditar a los voluntarios y mandos.
Jose Manuel, estaría bien trabajar en esa homologación, pero para el Estado es una utopía. Por decirlo en un lenguaje vulgar: pasan del voluntariado. El Estado ya obtiene la cuota de protagonismo televisivo con la UME y no necesita más.
Y los gobiernos autonómicos están centrados en los profesionales dejando de lado el voluntariado.
De todas formas lo que estoy proponiendo es que se produzca un giro y que la proteccion civil se vuelque más en la prevención que nadie hace.
Saludos.
José Francisco, es una suerte que os valoren y crean en vosotros. Así debería ser siempre.
La formación, en todas las disciplinas es la base de la eficacia. El mejor argumento contra quienes no aceptan el voluntariado de emergencias es que no solo están facultados para actuar quienes cobran por ello sino que en las situaciones de emergencia pueden actuar quienes sepan hacerlo, y para ello solo hay un camino, la formación.
Saludos.