He visto en la prensa que los hosteleros y comerciantes de una céntrica calle de Pamplona han denunciado reiteradamente la peligrosidad para los viandantes de una calle cuesta abajo que alterna un tramo de escaleras de cinco peldaños seguida de una rampa y un escalón y otra rampa con otro escalón final en el que tropiezan todos los días varias personas.