En el sector privado, cuando los resultados no son los esperados, una reacción habitual suele ser el cese de los responsables que no han logrado los objetivos previstos, sin embargo, en el sector público de la seguridad y las emergencias y en especial en todo lo que tiene que ver con la prevención de accidentes, nunca ocurre esto, y los responsables de los malos datos nunca suelen ser cuestionados, e incluso a veces son recompensados.
Autor: Javier Larrea. Presidente del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes
Publicación: Web OPRA www.opra.info • 14 de junio de 2023
Si en una empresa privada disminuyen las ventas o los clientes y se reducen los beneficios es más que posible que las miradas del consejo de administración se dirijan hacia su dirección y los departamentos de ventas o de producción. Si aumentan los accidentes, con mucha probabilidad se cuestionará la eficacia de su departamento de prevención de riesgos laborales y de su responsable.
Cuanto peor mejor
La paradoja de la prevención en la administración es que cuanto peor funciona la prevención más dinero te dan para intervenir a posteriori en el fenómeno que no se ha prevenido. Por ejemplo, en una ciudad en la que aumentan los delitos el jefe de policía y los sindicatos pueden convencer a la corporación para que se contraten más policías. Si aumentan los incendios, se pueden convocar más plazas de bomberos funcionarios, etc. Si aumentan los enfermos, más médicos y así en prácticamente todos los gremios de la administración pública. Un ejemplo de esto que digo es lo que va a ocurrir el año 2023 en todas las CCAA que han tenido grandes incendios forestales en el 2022: todas las CCAA están incrementando notablemente sus presupuestos para la “prevención” y extinción de incendios forestales. Todas las CCAA están aprobando partidas presupuestarias muchimillonarias para sus políticas de prevención y extinción de incendios forestales.
Esta situación que adelanto me recuerda una declaración de un experto en emergencias y buen amigo que decía que los jefes de bomberos que más y peores incendios tienen y con más víctimas son los que se hacen más famosos y van por todas partes dando conferencias, mientras que a los que no les pasa nunca nada grave en su ciudad nadie les da voz para preguntarles cómo lo están consiguiendo.
Se llama prevención
Me temo que aún tenemos un concepto atávico o al menos medieval en que las calamidades o las sequías dependían de los designios divinos y se confiaba en la providencia, atribuyendo la fortuna y los buenos resultados a la casualidad, a la suerte o a los dioses.
Pero, en el siglo XXI ya deberíamos saber que nada pasa por casualidad, que la ocurrencia de los hechos está sometida al principio de causalidad; que cuando se produce un accidente es debido a una causa y que se puede intervenir sobre las causas para reducir los accidentes. Esto se llama PREVENCIÓN.
No debería ser tan difícil entender que si no actuamos ante las causas que producen los hechos no deseados estos seguirán ocurriendo de igual manera. Por muchos policías para perseguir delincuentes seguiremos teniendo el mismo número de delitos si no tenemos departamentos, servicios o unidades de prevención del delito, de la misma forma que por muchos bomberos que haya para apagar incendios seguirá habiendo los mismos incendios si alguien (podrían ser los bomberos) no se dedica a evitarlos.
Es una evidencia lo que expones y un mal endémico que no parece haber intención de cambiar. Las políticas populistas que se han implantado y mayormente se demandan no son ajustadas a este paradigma, por que no satisfacen el aquí y ahora del vulgo, más plazas de funcionarios de seguridad si que proporciona votos, es una desgracia, pero es lo que hay desde hace bastante tiempo. Añadiría que nuestro país y nuestra cultura tampoco en un ejemplo de prevención, precisamente, casos no faltan como ejemplo. Ni con palo cambiamos ese modo de actuar, porque a la cárcel ya han parado algunos, sin cundir el ejemplo.