Nos encontramos ya en los inicios de las Fiestas Navideñas. Nos lo recuerdan continuamente los anuncios comerciales y el alumbrado navideño de las ciudades que cada año se instala antes. Que la principal preocupación política y mediática este año sea la mala evolución de los contagios de la pandemia covid-19 no debe impedirnos que seamos conscientes de los otros riesgos que aparecen en estas fechas y que pueden amargarnos las fiestas. Desde OPRA -Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes- vamos a dar un repaso a los principales peligros que entrañan las fiestas navideñas y a exponer algunos consejos de prevención de accidentes.
Autor: Javier Larrea. Presidente del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes
Publicación: Web OPRA www.opra.info • 14 de diciembre de 2021
La iluminación navideña
En los domicilios particulares, comercios, y cada vez más en muchos edificios públicos y oficinas empiezan a colocarse árboles de Navidad con su iluminación de colores. También es usual instalar belenes con efectos de iluminación en el interior del “portal”, con focos que iluminan partes del decorado y con mecanismos que hacen que salga agua para simular un río o torrente, o que se mueva el molino o la estrella polar. Por otra parte, cada vez son más los elementos decorativos navideños que tienen iluminación.
Los amantes de estas tradiciones, deben saber que el uso de todos estos elementos va a producir un mayor consumo de energía eléctrica y ya sabemos los riesgos que tiene la electricidad y que por lo tanto habrá que tomar una serie de precauciones adicionales para que la paz y felicidad deseada en estas fiestas no se vea amargada con una tragedia en nuestra casa. Para ello, recogemos aquí algunas consideraciones que pueden ser tenidas en cuenta.
La instalación eléctrica para los adornos navideños tiene la consideración de algo provisional que solo va a ser usada unos pocos días, por lo que no se le suele prestar demasiada atención. Precisamente esta precariedad la convierte en altamente peligrosa. Tengamos en cuenta estos consejos:
- Procurar que la instalación eléctrica que hemos de colocar para el árbol, el belén o la iluminación de la ventana, sea lo más fija posible.
- Evitar los alargadores caseros con empalmes con cinta aislante, con cables pelados, que estén tirados por el suelo o por debajo de muebles y alfombras.
- Hay que cuidar que los cables estén ordenados y las conexiones bien realizadas.
- Se han de utilizar alargadores múltiples (regletas) de los que hay en el mercado para poder alojar todos los enchufes necesarios. No se deben utilizar los ladrones que recargan los enchufes.
- Inspeccionar escrupulosamente el alumbrado que tenemos guardado de años anteriores comprobando que los cables y bombillas están en perfectas condiciones. Debemos desechar aquellos alumbrados que nos den fallos, que no funcionen adecuadamente, que se apaguen cuando no deben, o que dan calambre, etc.
- No dejar el alumbrado navideño encendido al salir de casa.
- Antes de irse a la cama es recomendable apagar todo el alumbrado navideño, sobre todo el del interior de la vivienda.
Precauciones con los árboles de Navidad
Tenemos que distinguir entre los diferentes tipos de árboles que suelen colocarse:
Árboles naturales
El árbol ha de ser estable: tiene que estar bien sujeto por su base; tiene que estar bien plantado en la tierra del tiesto o con peso en su base para evitar que se caiga.
Los árboles de Navidad, pinos o abetos, deben ser colocados en sitios amplios y espaciosos, o en esquinas o rincones, de tal manera que no supongan un obstáculo, que estorben el paso para que no se caigan ni se puedan tirar fácilmente al pasar.
No han de estar situados próximos a fuentes de calor, como estufas, ya sean eléctricas o de butano. El calor seca las hojas o acículas de los árboles de Navidad. Un pino seco puede arder fácilmente.
Los pinos y abetos naturales pueden producir resinas que son material muy inflamable.
Árboles sintéticos
En general, las precauciones que hay que mantener con los árboles sintéticos son las mismas que con los árboles naturales, pero, además hay que extremar el cuidado con los abetos de material sintético. Por lo general son de materiales combustibles: de papel o de plástico y arden fácilmente.
Las velas
Cada vez se utilizan más las velas en la decoración navideña: para alumbrar una cuna del niño Jesús; porque nos gusta ver arder velas con forma de un muñeco de nieve o de Papá Noel, o para decorar la mesa en las cenas familiares.
Estas velas no deben estar encendidas en habitaciones en las que no haya nadie. Solo deben estar encendidas las velas cuando estemos presentes.
Si se utilizan adornos con velas, no permitir que los niños jueguen o enreden con ellas. Nunca se ha de dejar a los niños solos con las velas.
En todo caso, una buena medida de protección contra incendios es colocar un detector de incendios en la habitación donde hemos puesto el árbol de Navidad o belén o decoración con velas.
Otros accidentes propios de la Navidad
Durante las Navidades nos encontramos algunos riesgos específicos y otros que están presentes todo el año, pero, que por diversas circunstancias se intensifican en estas fechas.
Mal uso de la pirotecnia
El uso de cohetes y petardos es una costumbre muy arraigada en nuestra sociedad, que nos supone todos los años un montón de incendios, quemaduras, amputaciones de miembros, etc. El consumo irregular de los artículos pirotécnicos (material explosivo) supone además otros riesgos adicionales como el transporte clandestino de los explosivos, el almacenaje ilegal en locales inadecuados sin medidas de protección adecuadas (recordemos el trágico incendio de Mesa Redonda -Lima- en Navidad del año 2001 con un saldo de 487 muertos por un inadecuado tratamiento de la pirotecnia), etc.
Las medidas adoptadas por las autoridades para que no se explosionen ni se arrojen artículos de este tipo son continuamente burladas por comerciantes y ciudadanos.
Cada vez son más los ayuntamientos que prohíben el uso de la pirotecnia o le ponen límites. Se deben respetar las medidas que adoptan los ayuntamientos en los espacios públicos pues persiguen en todo caso la seguridad y bienestar de los ciudadanos.
La única medida razonable de prevención de este riesgo es evitar participar donde se usen artefactos pirotécnicos como diversión o parte del entretenimiento.
No se debe permitir a los familiares que jueguen con fuego y mucho menos sin son menores. Se debe educar a los hijos para que no jueguen con explosivos.
Procuremos la fiesta no se convierta en tragedia por culpa de un momento de juego peligroso.
Seguridad vial
La tradición nos lleva a reunirnos con familiares y amigos y eso provoca una gran movilidad. Las celebraciones suelen tener en común reunirnos alrededor de la mesa con comida y bebida en abundancia. Como gran parte de nuestros movimientos se realizan en el vehículo propio se ha de ser prudente en los desplazamientos que se realizan después de estas celebraciones.
Tanto para ir a los cotillones de nochevieja como para regresar a nuestros domicilios es absolutamente recomendable utilizar el transporte público. Apliquemos estas Navidades el viejo dicho: “Si bebes, no conduzcas”.
Envenenamientos
Uno de los riesgos del consumo de alcohol en exceso es, como se ha mencionado, la conducción superando los consumos permitidos de alcohol al volante. Pero, hay otros riesgos como la intoxicación etílica que nos pude llevar al hospital e incluso a la muerte, y no hemos de despreciar el riesgo de tener serios accidentes por caídas, pues como sabemos uno de los principales efectos del alcohol es la dificultad para mantener el equilibrio.
En latitudes donde haya un clima cálido hemos de tener en cuenta el riesgo de caerse al agua o a una piscina en estado ebrio y resultar ahogado por la imposibilidad de salvarse nadando en estado de embriaguez.
Las limitaciones que produce el alcohol para reaccionar ante un riesgo se pueden aplicar igualmente al consumo de drogas que produzcan alteración de la consciencia.
Fuentes de calor
En algunas zonas la Navidad coincide con una época de mucho frío por lo que se usan con mayor intensidad los electrodomésticos y aparatos productores de calor. Hay que tener especial cuidado con los equipos que usan carbón o leña y calderas de gas. Un fallo en el funcionamiento de las calderas, un mal uso de los braseros (que jamás deberían usarse), o una mala ventilación de los espacios en los que estamos puede producir una combustión incompleta y como consecuencia la emanación de monóxido de carbono y producir la muerte a los ocupantes. Este es un accidente muy frecuente en invierno en zonas frías. Por favor, tened mucho cuidado con los sistemas utilizados para calentarse en estas fiestas.
Atragantamientos
Las copiosas comilonas y la ingesta desmesurada de alimentos pueden producir atragantamientos, por eso hay que tener cuidado, comer con mesura y sin prisa.
No está de más recordar que la tradición de comer las doce uvas al ritmo de las doce campanadas puede producir un atragantamiento intempestivo que podemos prevenir. Es recomendable seleccionar doce uvas pequeñas que se puedan masticar e ingerir fácilmente y no tener prisa; acabar de comerse las uvas dos o tres segundos más tarde nos producirán un año nuevo más feliz que si lo iniciamos con un atragantamiento. Hay que tener especial cuidado con los niños, que no tienen por qué comer las uvas como los adultos, y con los más mayores que pueden atragantarse fácilmente pues la masticación se vuelve más lenta con la edad.
Todos deberíamos saber la maniobra de Heimlich para reaccionar en caso de un atragantamiento y actuar en caso de necesidad.
Consideración general
Animamos a nuestros lectores a que sean un ejemplo social en materia de prevención de incendios en la Navidad.
Próximo artículo sobre seguridad infantil
En un próximo artículo se analizarán de forma separada los riesgos que amenazan específicamente a los menores de edad en las fiestas navideñas.
3 comentarios en «Los peligros de la Navidad»