Aunque no siempre somos conscientes de ello, una de las responsabilidades de las instituciones y en especial de los ayuntamientos es garantizar la seguridad de los ciudadanos.
En la villa marinera de Bermeo(1) representantes del sector hostelero han manifestado su malestar, surgido por la decisión del consistorio de buscar otro emplazamiento a la hoguera de San Juan trasladándola por razones de seguridad desde su ubicación tradicional en una plaza céntrica del casco antiguo de Bermeo a un parque más alejado.
El partido del gobierno municipal adopta la decisión siguiendo criterios técnicos y el principal partido de la oposición se opone (que para eso es el partido de la oposición). Desgraciadamente, los ciudadanos nos estamos malacostumbrando a que de cualquier asunto se haga una causa política, aunque la seguridad debería estar al margen de las rivalidades y tensiones partidistas.
A estas alturas nadie se va a sorprender si se expone la vulnerabilidad del casco antiguo bermeano ante los incendios. En los últimos años sus angostas calles han visto incendios de envergadura y eliminar el riesgo que supone una fogata en una plaza del centro histórico (casco viejo) es a todas luces una buena decisión desde el punto de vista de la seguridad.
En mi etapa profesional (siendo jefe de bomberos de Bilbao, en la segunda mitad de la década de los 80) tuve que permanecer impávido, expectante, y conteniendo la respiración, cuando se lanzaban los fuegos artificiales desde el muelle de RIPA (en el centro de la villa) a pesar de mis reiterados informes del excesivo riesgo que suponían para los espectadores, pero ese riesgo no era tenido en cuenta por la Comisión de Fiestas del Ayuntamiento a la hora de tomar sus decisiones. Lo único que estaba en mi mano era reducir cada año el espacio de lanzamiento de los artefactos pirotécnicos y aumentar cada vez más la distancia de seguridad para los espectadores (en eso afortunadamente, me hicieron caso). Cuando finalmente, ante tanta insistencia se tomó la decisión de desplazar el lugar de disparo de la pirotecnia al Parque Etxebarria (un lugar más espacioso y alejado del centro) todos pudimos respirar un poco más tranquilos.
De la misma manera, en Bermeo y en otros ayuntamientos, las corporaciones han de ser conscientes de los peligros que amenazan a su población y aumentar las medidas de seguridad, aunque a veces no sean comprendidos por parte de la sociedad, pero es un asunto en el que hay que mantener firmeza. La seguridad de la sociedad no es un juego.
Más vale prevenir que lamentar: los ayuntamientos han de avanzar mucho en preservar la seguridad de sus vecinos.
(1) Nota: la cita del caso de Bermeo sirve para cualquier otro municipio del planeta.