Cuando se trata de recibir premios, felicitaciones, condecoraciones o reconocimiento por alguna labor bien hecha enseguida aparece la autoridad responsable y en algunos casos incluso aparecen dos autoridades responsables, o más, pugnando por atribuirse el mérito del buen resultado.
Autor: Javier Larrea. Presidente del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes
Publicación: Web OPRA www.opra.info • 23 de enero de 2023
Pero, ¿qué pasa cuando el resultado no es digno de mención o de reconocimiento? Pues suele pasar que todas las autoridades se esconden y no aparece ninguna autoridad responsable. Nos encontramos en ese caso ante lo que voy a llamar: la autoridad irresponsable.
La autoridad responsable
Es fácil encontrarse en la televisión al director general de turno (u otro cargo) informando de las estadísticas de los accidentes del último año, o del verano recién terminado, dando cuenta de los últimos datos estadísticos ofreciendo información del balance del número de víctimas mortales, felicitándose si han bajado y preocupándose si han subido respecto del año anterior y adelantando algunas medidas que quizá deberían implantarse para reducir los accidentes. Estamos en este caso ante lo que solemos identificar como “una autoridad responsable”: recoge datos, los analiza y se ocupa de su evolución estudiando las posibles soluciones a la siniestralidad existente. Todos sabemos que existe una dirección general de tráfico del Estado y que también existen unas direcciones homólogas en las comunidades autónomas que, aunque no tienen la competencia legislativa sobre muchas cuestiones de la seguridad vial, sí que tienen unas competencias similares de vigilancia y control del tráfico en su ámbito territorial, al igual que los ayuntamientos en su término municipal. Podemos esperar que todos estos estamentos son autoridades responsables.
Y pongo el ejemplo del tráfico porque, aunque aún queda un buen camino por recorrer, desde el punto de vista de la gestión de la seguridad vial, según los resultados obtenidos en España en las tres últimas décadas, se trata de un caso de éxito en el que sin duda ha sido necesaria la participación de muchas autoridades responsables para lograr una drástica reducción del número de accidentes y de víctimas.
La autoridad irresponsable
Pero, ¿qué ocurre ante otros sucesos y accidentes ante los que no comparece ninguna autoridad responsable?
Es lo que ocurre ante el elevado número de víctimas que ocasionan algunas causas de muerte. Esto es lo que está ocurriendo con los suicidios y con las caídas, por ejemplo, que son las principales causas externas de mortalidad en el Estado español. No veremos aparecer a ninguna autoridad dando la cara públicamente ni ofreciendo datos, ni dando explicaciones de los porqués de la existencia o producción de estos fenómenos de crecimiento permanente de estas muertes. Y lo cierto es que, si no va a haber ninguna comparecencia pública para darnos cuenta de la trágica evolución de las muertes por caídas o por suicidios es que porque en España, ni en las comunidades autónomas ni en las diputaciones ni en los ayuntamientos existe ningún servicio o departamento que tenga asignada la responsabilidad de estas muertes, ni tan siquiera su vigilancia, ni su prevención. Estamos ante las autoridades irresponsables.
No vamos a ver a ningún líder de ningún gobierno ni administración ponerse ante las cámaras para informar qué es lo que está pasando con las muertes de las que no tienen ninguna sensibilidad, porque algunas causas de muerte no son responsabilidad de nadie; nadie está al cargo, y nadie siente que tenga la responsabilidad de la reducción del número de estas víctimas.
No veremos a nadie explicarnos que en el año 2021 han muerto 3.655 personas por caídas, la primera causa accidental de muerte en España, y que más del 80% de estas víctimas mortales tienen más de 65 años, y que no se piensa en hacer nada para que esto cambie.
Y seguiremos así hasta que no aparezca la autoridad responsable.
La insensibilidad de la irresponsabilidad
Proyectando los datos de las muertes por causas externas de 2021 (INE) sobre un municipio de un millón de habitantes, nos encontramos con el número de víctimas mortales que producen distintas causas como se ve en la siguiente tabla:
A la vista de los datos que nos ofrece esta tabla, resulta, cuando menos, curiosa la despreocupación municipal, de alcalde y concejales sobre algunas de las víctimas mortales que se producen en el municipio, como sobre las habidas por caídas, que matan a sus vecinos diez veces más que los homicidios. Es fácil saber la diferencia entre el presupuesto dedicado a reducir una y otras causas pues el destinado a alguna de ellas es cero. Comparar los presupuestos dedicados a la prevención y extinción de incendios con los de prevención del suicidio solo nos pueden producir estupor.
Podemos preguntarnos qué es para la administración “seguridad ciudadana” y por qué en ese concepto no encaja la prevención de todos los accidentes que afectan a los ciudadanos y tan solo algunos son dignos de consideración, pero esa reflexión la dejamos para otro artículo.
…. Es que, en este atribulado país, LAS RESPONSABILIDADES -en general- SON ERRÁTICAS…
Una explicación sobre la insensibilidad, estimado Javier, la podríamos encontrar en la atracción hacia el poder, esto es la política y los grandes negocios, de los psicópatas. Existe abundante literatura e investigación al respecto, por ejemplo: (Hare Robert (19 de marzo de 2007) La sociedad no puede defenderse de los psicópatas, son ellos los que hacen las reglas. ABC Sociedad; o por ejemplo el estudio de un equipo de la Bond University de Australia en el que concluye que el 21% de los altos directivos presenta rasgos claramente psicópatas. Muchos otros estudios presentan una correlación entre psicopatía y poder. Aunque para mí los peores son los narcisistas malignos que, además de carecer de empatía, como los psicópatas, ven como un enemigo a batir a todo el que no opina como él, o no lo admira (Trump presentaba claros indicios de ese trastorno). En fin, que si uno se interesa por los individuos que copan el poder posiblemente haga suya la sentencia que dice que «un optimista es un pesimista que aún no se ha enterado».
David, estando de acuerdo con tu exposición, en este caso creo que se puede hacer extensible este concepto de «autoridad irresponsable» a otros niveles de la administración, además de los políticos. Los cargos de dirección de los servicios públicos también pueden ser autoridades irresponsables.
Hace un par de días leía en la prensa la noticia de un servicio de bomberos, de una ciudad española de 300.000 habitantes, cuyo nombre oficial es «SERVICIO DE PREVENCIÓN, EXTINCIÓN DE INCENDIOS Y SALVAMENTO», que informaba en rueda de prensa de las intervenciones realizadas durante el año pasado. Dan explicaciones con detalle del número de intervenciones en incendios, en asistencias técnicas y en salvamentos. Pero, ni una sola palabra sobre las actuaciones en materia de prevención de incendios a pesar de que la PREVENCIÓN es lo primero que llevan en su nombre.
¿Por qué no ofrecen ningún dato sobre las actuaciones de prevención, sobre ls inspecciones realizadas en instalaciones o actividades de riesgo, o sobre las charlas de prevención de incendios impartidas en colegios, residencias, industrias o asociaciones de jubilados?
Alguien no tiene la sensibilidad suficiente sobre estos asuntos y no creo que sea el político de turno. El político, en una rueda de prensa, lee ante los medios de comunicación los papeles que le han preparado desde la dirección o jefatura del servicio.
¿Quién es el responsable de no tener una nutrida plantilla de prevención dedicada a evitar que se produzcan incendios? Los políticos suelen aprobar, más tarde o más temprano, las propuestas y exigencias de plantilla que se les hace desde las jefaturas, así que no debemos cargar todas la responsabilidad sobre los gobernantes políticos.
Saludos.