Los petardos, cohetes y fuegos artificiales son uno de los protagonistas de la última noche del año en cuanto suenan las 12 campanadas.
Esta tradición de utilizar pirotecnia durante la Nochevieja hace que olvidemos las precauciones más elementales, como es la de no manipular explosivos, que pueden dañar tanto al que hace uso de ellos, como a terceras personas.
Principales riesgos
Vamos a repasar los principales riesgos que conlleva el uso de la pirotecnia con el fin de que aquellos que tienen intención de utilizarla durante las fiestas desistan:
- Riesgo de quemadura. Tanto la pirotecnia como las cerillas o mecheros que hay que utilizar para encenderla pueden producir quemaduras, el accidente más frecuente. Cohetes y petardos en mal estado pueden provocar lesiones también en las manos y cara al estallar a destiempo.
- Riesgo de amputación. Es frecuente la amputación de dedos tras la manipulación de la pirotecnia, especialmente el pulgar y el índice.
- Riesgo de incendio. Los cohetes pueden entrar en casas, balcones, contenedores… y provocar un incendio.
- Daños oculares. Quemaduras y erosiones son las lesiones oculares más frecuentes.
- Riesgo de pérdida auditiva. La exposición a ruidos elevados puede producir pérdida auditiva.
- Bienestar animal. Muchos perros y otros animales tienen miedo al ruido de la pirotecnia, lo que les supone una gran tortura durante las explosiones.
- Contaminación. Durante las detonaciones se liberan miles de toneladas de sustancias tóxicas y metales pesados al aire, que acabamos respirando y se depositan sobre la tierra llegando a ríos y mares.
Medidas de prevención
- No permanecer en lugares donde se exploten cohetes y petardos.
- Cerrar las ventanas de las casas durante las explosiones.
- Mantenerse lo más alejado posible de las explosiones, y si hay mucho ruido, utilizar tapones.
- No enseñar ni permitir a los niños jugar con ningún tipo de explosivo. Nunca.
- Y en caso de manipular explosivos…:
- Utilizar gafas de protección.
- No utilizarlos en espacios interiores.
- No acudir a establecimientos que no estén autorizados para su venta.
- No fumar ni hacer fuego cerca.
- Nunca bajo la influencia de bebidas alcohólicas u otras drogas, que además está prohibido.
Llamemos a cada cosa por su nombre
Cambiemos el término “pirotecnia” por el de “explosivos”. Pirotecnia es un eufemismo para no llamar explosivos a los productos explosivos que contienen sustancias explosivas y que están fabricados para explotar.
La mejor prevención es la conciencia personal e individual, y extender entre la familia y amigos la convicción de que se trata de una costumbre peligrosa e innecesaria que nuestra sociedad debe ir erradicando: ¿Si no se juega con fuego, o con venenos, por qué jugar con explosivos?
Si hacemos que nuestros niños no juegan con fuego, no jueguen con agua, no jueguen con fuegos artificiales, o como queréis llamar con explosivos, nos quejaremos cuando de adultos se ahoguen se quemen se amputen, a los niños hay que prepararlos para la vida, y la vida con mayúsculas tiene componentes emocionantes y peligrosos, pretender hacer un mundo de Gominolas y unicornios solo nos lleva a que nuestro mundo esté ocupado por ancianitos y ancianitas prematuros, Un mundo indeseable
Guillermo, la educación de los menores es un asunto complejo.
Los padres deciden a que riesgos les someten para su aprendizaje de la vida.
Hay medidas de prevención para cada riesgo. Hay quien puede opinar que no debería haber barandillas en los balcones y que cada uno aprenda desde pequeño a esquivar los peligros que le aparezcan. Otros progenitores opinarán que es mejor adoptar el mayor número de medidas de prevención para garantizar la supervivencia de sus pocos hijos. Cuando se tenían seis, diez o doce hijos se podía soportar la pérdida de uno de ellos, ahora que se tienen uno o dos hijos, es lógico que la sociedad evolucione en el sentido de garantizar la supervivencia de tan escasa prole. El avance de la prevención de riesgos es un comportamiento social razonable en el que no solamente los padres sino también los gobiernos y las instituciones establecen cada vez más normas para preservar la vida de los miembros de su sociedad mermante.
En cuanto a tu afirmación sobre el mundo de algodones, he de asegurarte que los unicornios no existen, pero las muertes, las amputaciones de dedos y manos y las quemaduras graves por el mal uso de la pirotecnia no son una ficción, son una realidad constatable. Pregunta en «Urgencias» de cualquier hospital.
Desde un punto de vista personal, cada padre o adulto ha de pensar hasta dónde está dispuesto a aceptar las lesiones de un hijo o un menor por someterle a un riesgo que él considera que es parte de su educación. Por ejemplo, me parece difícil de llevar en la vida de un padre, que un hijo tenga algunos dedos amputados por la explosión de un cohete que él mismo puso en sus manos.
Lo de los ancianos prematuros que auguras no me parece un diagnóstico muy certero; más bien el resultado esta siendo el contrario: cada vez hay más gente mayor con espíritu juvenil. La longevidad es el resultado de la prevención.
Saludos.